En primer lugar,escaldaremos los tomates para quitarles la piel. Ponemos agua a hervir, cortamos en su base con el cuchillo una cruz, lo introducimos durante un minuto en el agua hirviendo y lo metemos en un recipiente con agua con hielo bien fría. La piel se desprenderá sola.
Por otra parte picamos las cebollas y la vamos a pochar muy despacito con una pizca de sal, para que sude. Queremos caramelizar un poco la cebolla para que contrareste la acidez del tomate y le de un puntito dulce, así que este paso lo haremos con paciencia hasta que se quede marroncita. (Si tenemos prisa podemos hacer trampa y añadir una cucharada de sirope de agave y el proceso es mucho más rápido)
Añadimos el pimiento rojo picado y lo pochamos durante un buen rato hasta que este bien cocinadito.
Añadimos el tomate sin piel en trozos, el ajo y los dátiles y cocinamos hasta que este prácticamente deshecho todo el tomate. Retiramos del fuego.
Añadimos las hojas de albahaca y bien de pimienta negra según toleremos el picante. Nosotros lo toleramos bastante bien así que añadimos bastante. Trituramos hasta que quede bien fino.
Probamos, corregimos de sal y pimienta y servimos.