En primer lugar, quiero explicaros porque no he puesto una cantidad concreta de ingredientes. Esto va a depender mucho de la masa de calabaza obtengamos después la cocción y del prensado. Al final de la receta os daré las proporciones.
En primer lugar, nos haremos con una calabaza bien grandota y la cortaremos en trozos grandes. La estiraremos en una (o varias) bandeja(s) de horno con la piel hacía arriba y las hornearemos 60 minutos a 180º hasta que quede bien cocinada. Dejamos enfriar.
Soltará mucha agua y es importante eliminarla lo máximo posible. En primer lugar quitamos la pulpa y deshechamos la piel. Lo colocaremos sobre una gasa grande y un colador de forma que pueda escurrirse el máximo posible.
Colocamos algo que pese, sobre un plato de forma que haga presión y se vaya escurriendo y lo dejamos durante 24 horas para que escurra lo máximo posible. Procedemos a pesar la masa para calcular la proporción del resto de ingredientes.
Pochamos el ajo y la cebolla y la añadimos en un bol junto con la sal, el pimentón de la Vera dulce y picante, orégano, el humo liquido y aove. Trituramos la mezcla y la añadimos a la masa de calabaza. Amasamos para que se mezcle todo bien. Nos ayudaremos de un embutidor para rellenar las tripas veganas, importante que quede el mínimo aire posible. Ataremos los extremos con un cordón y en uno de los extremos dejaremos el cordón extra largo para atarlo luego a la hora de curarlo. Pincharemos todas las burbujas de aire con un palillo y hacemos algún agujero más para ayudar al eliminar el exceso de liquido. Lo debemos colgar en un sitio fresco (15º o menos), seco y bien ventilado. Yo en mi caso lo hago en la nevera. Cuelgo del botellero los chorizos y en 30 días aproximadamente están listos. Dependerá un poco de las condiciones de curado pero el chorizo debe estar bien firme. En ese momento el chorizo estará listo.